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De la vigilancia al dominio: La evolución de la protección de la marca en línea

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De la vigilancia al dominio: La evolución de la protección de la marca en línea

Los falsificadores e infractores, que antes operaban en las sombras del mundo físico, han evolucionado con la llegada de la tecnología y ahora explotan audazmente las lagunas de las redes sociales para aumentar su cuota de mercado, usurpando los beneficios de la marca. Internet se ha convertido en un campo de batalla en el que prosperan los productos falsificados, a menudo indistinguibles de los legítimos para el ojo inexperto.

Durante décadas, la protección de las marcas fue un juego del gato y el ratón. Hoy es la guerra, y el terreno cambia constantemente.

La década de 1990: los primeros ecos del caos

La protección de marcas en línea comenzó como una búsqueda secundaria en la saga más amplia de la ciberseguridad. En la década de 1990, cuando Internet aún estaba en su adolescencia digital, la suplantación de marcas era rudimentaria. Pensemos en dominios con errores tipográficos, sitios de imitación y phishing básico. ¿Las herramientas? Vigilancia manual, cartas de cese y desistimiento, quizá una orden judicial si se contaba con el poder legal necesario. Los propietarios de marcas reaccionaban. En el mejor de los casos, jugaban a la defensiva.

La creencia general era: Si no lo vemos, no nos hace daño. Eso no duró mucho, y la creencia envejeció como la leche.

2000s: La falsificación se digitaliza

A mediados de la década de 2000, la globalización y el comercio electrónico colisionaron. De repente, los falsificadores tuvieron acceso a escaparates mundiales, eBay, Taobao y, finalmente, Amazon y Alibaba. Ya no necesitaban mercados sórdidos ni tratos clandestinos. Con unos pocos clics, cualquiera podía vender imitaciones más allá de las fronteras.

En esta década surgieron herramientas de investigación digital, raspadores básicos y rastreadores de dominios, pero estaban dispersas y aisladas. Las plataformas prohibían técnicamente la infracción de la propiedad intelectual, pero pocos leían la letra pequeña y menos la hacían cumplir. Las retiradas eran incoherentes, lo que alimentaba un ciclo de "machaca a un topo": si se elimina un anuncio, aparecen diez más.

A pesar de los esfuerzos y las intenciones, las plataformas tenían dificultades para controlar el enorme volumen de anuncios:

  • 2007 - L'Oréal contra eBay: L'Oréal presentó una demanda contra eBay y algunos vendedores por infracción de marca en relación con productos falsificados. Aunque las condiciones de eBay prohíben la venta de productos falsificados e infractores, la supervisión de millones de anuncios presenta dificultades inherentes. El Tribunal Superior del Reino Unido reconoció los sistemas de filtrado existentes en eBay y los esfuerzos realizados para resolver estos problemas, al tiempo que señaló las áreas en las que podrían considerarse medidas adicionales.
  • 2008 - Tiffany contra eBay: Tiffany había planteado el problema por primera vez en 2003, alertando a eBay de la venta de productos falsificados. eBay fomentó el uso de su programa VeRO (Verified Rights Owner), que permitía a los titulares de derechos denunciar los anuncios infractores mediante una Notificación de Infracción Reclamada (NOCI). Aunque este sistema facilitó las retiradas, los anuncios falsificados siguieron siendo un problema a pesar de las intervenciones de eBay.
  • 2004 en adelante - La Operación Boticario de la FDA y el Centro Nacional de Coordinación de Derechos de Propiedad Intelectual (Centro IPR) fue el primer gran esfuerzo mundial para atajar la falsificación farmacéutica en línea. La operación Apothecary se centra en el contrabando de productos farmacéuticos con un doble enfoque: interceptar los medicamentos falsificados en las fronteras estadounidenses y desmantelar las redes nacionales e internacionales que los sustentan. La operación pone al descubierto las vulnerabilidades de los puntos de entrada, incauta los envíos ilegales y acaba con los traficantes de medicamentos no autorizados o adulterados.

Aun así, la mayoría de las marcas ignoraron el problema, ya que el coste de la inacción todavía no era tan alto o existencial a sus ojos.

2010s: Comienza la carrera

La década de 2010 marcó el comienzo de una escalada espectacular. Las redes sociales y el comercio móvil se dispararon. Instagram, Facebook y, más recientemente, TikTok, se convirtieron en los nuevos terrenos de juego de los falsificadores. El marketing de influencias y la venta entre iguales añadieron oscuridad a unas aguas ya de por sí grises.

Para la protección de las marcas era esencial pasar de la "vigilancia" a la "inteligencia". Las empresas empezaron a ver la necesidad de contratar proveedores con modelos de aprendizaje automático que pudieran rastrear los mercados y cotejar logotipos, descripciones y patrones. El reconocimiento de imágenes entró en escena. Se crearon bots para perseguir bots.

Pero aquí está el problema: las marcas llegaron tarde al juego. Así que la automatización no resolvió necesariamente el problema, sino que aceleró el juego. Los mejores falsificadores adoptaron la IA antes que la mayoría de las marcas. Utilizaron la automatización para publicar anuncios a un ritmo mucho más rápido y emplearon la IA no solo para crear anuncios, sino también para comercializarlos desde la sombra mediante contenidos breves en las redes sociales. Enmascararon anuncios, utilizaron precios dinámicos y camuflaron direcciones IP. 

Mientras tanto, los consumidores se volvieron más listos, pero no necesariamente más leales. Si podían conseguir una imitación que parecía idéntica en un 90% por un 10% del precio, la ética perdía a menudo frente a la economía

2020s: La aceleración

COVID-19 no sólo transformó nuestra forma de vivir, sino que echó gasolina al fuego. Las compras en línea se dispararon. También lo hizo la falsificación en línea. Ya no eran sólo los productos de lujo, inasequibles pero deseables, los que se falsificaban. Productos sanitarios, EPI, suplementos, todo se falsificaba y se vendía en línea.

Este fue el momento crucial. La Protección de Marca ya no podía permitirse ser pasiva.

Las marcas inteligentes dieron un giro. Dejaron de tratar la protección de la marca como una función de cumplimiento y empezaron a tratarla como un factor clave de crecimiento. Invirtieron en:

  • Soluciones nativas de IA, como Corsearch Zeal 2.0, cuya infraestructura básica permitía una retirada más rápida y eficaz de infracciones y productos falsificados. 
  • Inteligencia integrada sobre amenazas (combinando redes sociales, web oscura, mercados y redes de pago)
  • Interrupción proactiva, como Corsearch Investigations 360, que permitía hacer cosas más allá de los desmantelamientos, por ejemplo, infiltrarse en redes de falsificación, confiscar activos, interrumpir cadenas de suministro, etc. (Más información sobre cómo Corsearch Intelligence ayudó a desmantelar un imperio mundial de falsificación aquí).

En esencia, la Protección de Marca maduró hasta convertirse en dominio de marca. Pero la realidad es que, la mayoría de las marcas siguen quedándose atrás. Están jugando a la defensiva en 2010 en un mundo ofensivo en 2025.

El cambio: De la reacción a la prevención

Estamos en la era de la defensa de marca proactiva. Los mejores jugadores no se limitan a observar, sino que se anticipan. Saben que esperar a que una amenaza llame a su puerta nunca les permitirá adelantarse a los acontecimientos. Confían en socios expertos en acabar con la amenaza para siempre. Socios que modelan el comportamiento de los adversarios, anticipan las rutas de ataque y ayudan a las marcas a reforzar su huella digital como una fortaleza. 

La vieja mentalidad: Eliminemos los listados infractores.

La nueva mentalidad: Evitemos que aparezcan en primer lugar.

Tendencias que lideran este cambio:

  • Métricas, como Cleanliness Score™ de Corsearch, para ofrecerle una medida precisa de la visibilidad de las infracciones y el riesgo de marca.
  • Reconocimiento de patrones mediante inteligencia artificial que detecta falsificaciones ingeniosamente camufladas, incluso si los logotipos han desaparecido, la imagen está recortada o está enterrada en una montaña de anuncios similares. Hablamos de una comparación de imágenes que resuelve por fin el problema de los enlaces ocultos.
  • Capacidades profundas de palabras clave que se adaptan, olfateando las últimas tácticas de infracción que otras plataformas y métodos simplemente no detectan.
  • Agrupación avanzada y etiquetado invisible, que permite rastrear los productos hasta su origen en cuestión de segundos.
  • Cumplimiento a toda velocidad: Integraciones directas de plataformas para automatizar el cumplimiento de la normativa y reducir los tiempos de retirada. Esto significa que se engaña menos a los consumidores y que sus márgenes se mantienen protegidos.

Huelga decir que ir por delante de los falsificadores requiere algo más que una vigilancia constante: exige innovación continua, algo con lo que Corsearch está profundamente comprometida.

Más información sobre Corsearch Zeal 2.0 aquí.

Lo que hay que dejar atrás

Demasiadas marcas siguen escondiéndose tras vagos cuadros de mando y métricas de vanidad. Las cifras de retirada de productos carecen de sentido si la confianza del consumidor se está erosionando. La obsesión por el cumplimiento por encima del impacto es una falsa economía.

Déjese convencer: Si su programa de protección de marca no reduce el riesgo empresarial ni fomenta la confianza del consumidor, no es más que teatro. Puede parecer bonito desde fuera, pero no es más que un espectáculo: una falsa sensación de seguridad que no sirve para detener a los falsificadores.

¿Y ahora qué?

Estamos entrando en la era sintética: Todo generado por IA, incluidos productos falsos, opiniones falsas, personas influyentes falsas y marcas falsas. Pronto, los falsificadores no solo imitarán tu producto, sino que fabricarán la demanda utilizando avatares y bots de IA.

La protección de la marca en 2030 no consistirá en reaccionar ante las amenazas. Se tratará de levantar barricadas antes de que los falsificadores hayan tenido la oportunidad de imitar su propiedad intelectual y sus productos. 

Palabras finales: El coste de la autocomplacencia

Un momento viral puede lanzar una falsificación. Un escándalo puede destruir la confianza. La protección de la marca no es solo una función, es una identidad.

Las marcas que triunfan son las que entienden que la protección va más allá de vigilar el perímetro. Se trata de apropiarse de la narrativa y saber cuándo llamar a los expertos.

Puedes controlar o puedes dominar. Una es cara. La otra no tiene precio.